viernes, 29 de agosto de 2008

Ranking de los peores clientes famosos en hoteles

La web 'Concierge.com' ha decidido elaborar una lista de los peores huéspedes famosos. La lista está encabezada por Michael Jackson, Amy Winehouse y Salvador Dalí

Varios músicos, actores y modelos tienen el dudoso honor de haber entrado en una lista de la web de viajes 'Concierge.com', que numera los peores huéspedes de todos los tiempos. El ranking lo encabeza Michael Jackson, el cual balanceó a su hijo Prince Michael II en el balcón de un hotel de Berlín en 2002. El cantante también hizo que creasen una pared de más de cinco metros para proteger su intimidad en el hotel Hempel de Londres.

Amy Winehouse ocupa el segundo puesto, quizá por los destrozos que ocasionó en el Riverbank Plaza de Londres el año pasado.

Curiosamente, un español se sitúa en el tercer puesto: Salvador Dalí. Al parecer, el artista, en sus últimos años, sentía predilección por meter en su habitación animales tales como ocelotes, caballos, ovejas y moscas, estas últimas traídas especialmente del mercado de las Tullerías en París.

Así, la curiosa lista sigue sumando personajes del mundo del espectáculo como Mariah Carey, Britney Spears, Rusell Crow o Naomi Campbell.

No todos los huéspedes se suben a escenarios

Eso sí, no todas las personas incluidas en esta compilación pertenecen al mundo del arte. Por ejemplo, George Shulz, Secretario de Estado durante la presidencia de Reagan, robó una significante cantidad de lujosas toallas bordadas en el Hotel de Crillon en París. Por otro lado, los jugadores del equipo de Hockey estadounidense rompieron diez sillas, vaciaron tres extintores en la habitación y esparcieron varios objetos por el lugar,. Eso sí, según dijo Jeremy Roenick, uno de los jugadores, "Definitivamente, esas sillas y muebles no estaban hechos para nuestro equipo."


Cuesta pensar por qué el ultimo de la lista es Keith Moon, batería de la banda musical The Who, ya que durante sus años de fama fueron muchos los empleados que aún le recuerdan como el músico que condujo su coche hasta la piscina de un hotel de Michigan, que celebró fiestas con invitados que pintaban las paredes de la habitación a base de espuma de extintor o que tiró una televisión por la ventana en el Hotel Southern Cross, en Australia. El televisor, casualmente, también acabó en la piscina.

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