El diario inglés The Times decidió consultar a una serie de especialistas y ejecutivos ligados al mercado de viajes acerca de un tema de interés de mucha gente: ¿cuál será el futuro de los hoteles? ¿Hacia dónde dirigirán sus estrategias para lograr mantener a sus actuales clientes y captar otros nuevos? Veamos algunas opiniones.
De acuerdo a Victoria Mather, editora de viajes de Vanity Fair, será una cuestión de tiempo que los hoteles comiencen a ofrecer, sin cargo, una serie de servicios extra. Entre esos ítems, se encuentran las llamadas telefónicas gratuitas. Y otro punto más: los minibares, esas pequeñas neveras con bebidas que los hoteles colocan en las habitaciones, y que a veces tienen precios realmente muy caros. Según Mather, los turistas cada vez toleran menos ese tipo de búsqueda de los hoteles por conseguir ingresos extra. Lo mismo sucedería, según esta editora, con el acceso a Internet, que muchos hoteles buscan cobrar aparte, cuando para muchos viajeros es esencial acceder a su información en la Red, y más bien esperan que este servicio se encuentre incluido en la tarifa.
Para Robin Hutson, director de Soho House, una cadena de hoteles y restaurantes, comenzaremos a ver fuertes cambios gracias a que las críticas que aparecen en Internet tendrán un fuerte impacto en muchos sitios. Debido a que los clientes critican aspectos puntuales, como la calidad de la cama, la limpieza del lugar o la calidad de los baños, muchos hoteles se verán obligados a volver a la tradición de la buena atención, y no sólo se focalizarán en bajar los costos.
De acuerdo a Huw O'Connor, director de la cadena de hoteles irlandesa City Inn, en diez años los hoteles ya no tendrán televisores en las habitaciones. Lo que habrá serán computadoras, cada vez más necesarias para los viajeros. Ellos esperan poder usarlas para acceder a Internet, mantener teleconferencias y hacer llamadas de voz sobre IP, sin que eso les obligue a pagar por esos servicios como un extra.
Para Sinclair Beecham, del Hoxton Hotel, de Londres, ya no puede esperarse que quienes llegan al hotel estén dispuestos a pagar más por tomar cosas del minibar o sepan que hacer una llamada será un verdadero lujo. Lo que se impone es comenzar a cobrar por esos servicios lo que se abona en cualquier lugar minorista común. La idea no es sacar más dinero de allí; es prestar un servicio a los huéspedes para que éstos elijan nuevamente el hotel.
Si les interesa leer más opiniones, hay varias más en la nota de The Times (en inglés).
De acuerdo a Victoria Mather, editora de viajes de Vanity Fair, será una cuestión de tiempo que los hoteles comiencen a ofrecer, sin cargo, una serie de servicios extra. Entre esos ítems, se encuentran las llamadas telefónicas gratuitas. Y otro punto más: los minibares, esas pequeñas neveras con bebidas que los hoteles colocan en las habitaciones, y que a veces tienen precios realmente muy caros. Según Mather, los turistas cada vez toleran menos ese tipo de búsqueda de los hoteles por conseguir ingresos extra. Lo mismo sucedería, según esta editora, con el acceso a Internet, que muchos hoteles buscan cobrar aparte, cuando para muchos viajeros es esencial acceder a su información en la Red, y más bien esperan que este servicio se encuentre incluido en la tarifa.
Para Robin Hutson, director de Soho House, una cadena de hoteles y restaurantes, comenzaremos a ver fuertes cambios gracias a que las críticas que aparecen en Internet tendrán un fuerte impacto en muchos sitios. Debido a que los clientes critican aspectos puntuales, como la calidad de la cama, la limpieza del lugar o la calidad de los baños, muchos hoteles se verán obligados a volver a la tradición de la buena atención, y no sólo se focalizarán en bajar los costos.
De acuerdo a Huw O'Connor, director de la cadena de hoteles irlandesa City Inn, en diez años los hoteles ya no tendrán televisores en las habitaciones. Lo que habrá serán computadoras, cada vez más necesarias para los viajeros. Ellos esperan poder usarlas para acceder a Internet, mantener teleconferencias y hacer llamadas de voz sobre IP, sin que eso les obligue a pagar por esos servicios como un extra.
Para Sinclair Beecham, del Hoxton Hotel, de Londres, ya no puede esperarse que quienes llegan al hotel estén dispuestos a pagar más por tomar cosas del minibar o sepan que hacer una llamada será un verdadero lujo. Lo que se impone es comenzar a cobrar por esos servicios lo que se abona en cualquier lugar minorista común. La idea no es sacar más dinero de allí; es prestar un servicio a los huéspedes para que éstos elijan nuevamente el hotel.
Si les interesa leer más opiniones, hay varias más en la nota de The Times (en inglés).
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